La Casa del Tigre recupera la historia del edificio y ofrece cocina tradicional con matices contemporáneos y una estupenda atención en sala.
¿Sabías que en el número 9 de la calle Amparo de Sevilla vivió un tigre en los años 70? Sí, has leído bien, durante un año, los vecinos del casco antiguo y los transeúntes que pasaban por el barrio, a veces podían ver a Ras, un tigre que estaba malito, asomado en este balcón. De hecho, era toda una atracción para los niños que jugaban por la zona.
José María Lassaleta fue el propietario de esta casa durante esos años. Explorador, aventurero y director del Zoo de Jerez, tenía un tigre como mascota. Además, hay otras leyendas en cuanto a la historia de esta vivienda. Posada de Santa Teresa, casa del Gobernador de Sevilla, residencia de un poeta. Lo cierto es que hay algo especial en torno a este edificio.
En la actualidad, en la planta baja de esta casa cercana a las Setas de Sevilla hay un restaurante, La Casa del Tigre. Un proyecto que recupera la historia del edificio y ofrece una cocina tradicional con matices contemporáneos, con una estupenda atención en sala.
El local está dividido en dos espacios, una zona con mesas bajas y una decoración preciosa de estilo colonial y otro salón con barra, de estilo barroco, con una iluminación más íntima. Cada detalle está cuidado con mucho mimo, en un ambiente relajado y familiar.
La carta es variada, con tapas y platos, y algunos fuera de carta. El chef, Luis Plaza propone un recetario clásico con un aire fresco y creativo. Entrantes como ensaladilla o patatas bravas, con un toque muy original; carnes, pescados y postres.
La bodega es amplia, con unas 60 referencias de vinos tintos, blancos, rosados, espumosos y generosos. En esta ocasión, probé el vermú de la casa y me encantó. Fuimos un día de verano a la hora del almuerzo y necesitaba beber algo refrescante. ¡Muy recomendable!
Probamos algunos de los platos más top de la carta
- Ensaladilla de merluza y encurtidos. Buenísima, el toque de las piparras y las alcaparras fritas es fantástico.
- Patatas bravas, elaboradas con pastel de patata, cortadas en láminas y hechas al horno. La salsa lleva rocoto, un condimento picante típico de la gastronomía peruana. ¡Imprescindibles!
- Minibrioche, con crema de manteca colorá. ¡Para comerse un cubo!
- Taco de puchero, con pringá. Muy buena la combinación de la tortilla de maíz con los arreglos del puchero y el caldito con el toque de la hierbabuena al final.
- Hot dog de pavía de corvina. Soy muy fan de los perritos calientes y no podía irme sin probarlo. ¡Muy bueno!
- Cheesecake con crema de queso, galleta y mango. Fresco y ligero, nada empalagoso.
Tenían fueras de carta muy apetecibles, pero para una primera vez quisimos probar algunos de sus platos más recomendados y la elección fue muy acertada. Pagamos unos 25 euros por persona.
La atención en sala es excepcional, con un trato muy cercano. Luis Miguel y Ana te hacen sentir como en casa. Te aconsejan qué pedir, te presentan cada plato o te adaptan las raciones, siempre con una gran sonrisa en la cara. ¡Volveremos muy pronto!
En su web podéis ver la carta, reservar mesa y también ver alguna foto de Ras asomado al balcón.
La Casa del Tigre
- Calle Amparo, 9
- lacasadeltigre.com
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